jueves, 16 de noviembre de 2017

Autobiografía del autor de "Patria"

 


El impresionante éxito literario de "Patria" concede interés a cualquier información procedente de su autor, Fernando Aramburu. El que sean más 600.000 los ejemplares vendidos de "Patria" convierte en interesante una obra anterior suya, en la que se incluyen muchos elementos autobiográficos del autor, válidos también después de la publicación de "Patria". Dediqué hace algún tiempo un comentario a la novela "Patria" (31/07/2017), y ahora me resulta también interesante la atención a este otro libro, que contiene muchos elementos de su autobiografía.

La obra en cuestión fue publicada en 2015, antes de la irrupción exitosa de "Patria", y es seguramente una obra menor. Se llama "Las letras entornadas" (242 páginas) y reproduce en la portada una foto del autor cuando tenía tan solo ocho años, destapando ya con esto la intención del autor de hablar de sí mismo, de contar algo sobre su vida y su pensamiento.


La obra autobiográfica
La urdimbre de la obra es muy sencilla. Es un diálogo semanal con un amigo del autor, un atento viejo, que escucha incansablemente sus recuerdos personales y le invita además a la lectura de escritos anteriores del autor, al tiempo que en cada dialogo le invita a buenos vinos de su extensa y bien depurada bodega personal.

Lo recuerdos personales son muy espontáneos y al parecer veraces, sin que se deje ver el artificio literario, trayendo con sencillez los recuerdos y las impresiones de las treinta y dos catas que realiza sobre diversos momentos de su vida. Al leer estos monólogos con el viejo saca uno abundante información sobre los sucesos, los determinantes históricos, los gustos, los puntos cruciales, los hechos más notable y las impresiones más fuertes, que se han ido produciendo a lo largo de su vida. Estos primeros apartados de cada capítulo son los que constituyen una breve pero enjundiosa autobiografía de Fernando Aramburu.

La segunda parte de cada capítulo es una supuesta lectura de algún escrito anterior del autor, de alguna manera relacionado con el tema desarrollado en la primera parte de sus recuerdos vitales. Estos escritos son muy desiguales, tanto por los contenidos como por la calidad literaria y por la relación con el autor a veces muy lejana y escasa. El añadido de estos escritos me ha resultado mucho menos interesante que la primera parte dedicada al recuerdo de sus vivencia.
La descripción de los vinos que cada día consumen está hecha con mucho gusto, con calidad de buen gourmet, dando cercanía y verismo a lo expuesto en cada capítulo. El artificio global de toda la obra, con todo, se declara en las últimas líneas de todo el libro, desenmascarando que todo el diálogo con el viejo no ha sido más que un diálogo consigo mismo, un artilugio para exponer con más interés sus propias opiniones: sustituyen el estrechamiento de manos por un cálido abrazo, con este diálogo: "Adios, Aramburu, me dijo. Adios, Aramburu, le contesté".


Valoraciones sobre "Patria", antes de ser escrita la novela
A pesar de que he dicho que lo que menos me ha atraído de "Las letras entornadas" son los escritos añadidos a cada recuerdo personal, hay uno concreto que es lo que más me ha interesado de todo el libro. Es un comentario a una obra suya publicada en 2006, "Los peces de la amargura" (242 páginas), que fue un conjunto de diez relatos a modo de retrato coral de la angustiosa situación del pueblo vasco cuando la violencia estaba en su punto más álgido. En este comentario se vierten observaciones y valoraciones sobre esta obra anterior, que constituyen un clarividente anticipo profético de lo que también se podría decir sobre su obra posterior de muchísimo más éxito, "Patria".
Celebra el autor la educación recibida en un colegio confesional católico -aunque en otro capítulo dice que ha perdido la práctica y la vida de la creencia, convirtiéndose en un "ilustrado respetuoso"-, y ofrece un comentario que cualquier vasco se podría formular: "me echo a temblar cuando pienso qué habría podido ser del muchacho que fui, a qué brutalidades y fechorías pudo ser incitado, de no haber sido educado en la compasión ajeno ye en el hábito de la lectura".

Afirma de "Los peces de la amargura" lo que con mucha más razón podría referir a "Patria": "Desde el comienzo de mi vocación literaria, aún joven e inexperto, ... asumí el compromiso de dar algún día testimonio escrito de cómo se vivió, se sintió y padeció individualmente el espantoso derrumbe moral de la sociedad en la que me crié... Cuando redactaba, me embargaba en ocasiones la sensación, nunca hasta entonces por mi experimentada, no tanto de escribir un libro, a la manera de quien crea algo con sus manos, como de sacarlo de dentro de mi. Se conoce que la obra había ido creciendo sin forma definida en mi interior durante los largos años de forzada cercanía a las atrocidades del terrorismo".

La decisión de escribir un libro sobre el tema dice que no supone sólo una "opción moral", sino también una "opción artística", que implica capacidad y aptitud para enfrentarse con el tema creando vida y no sólo moralismo. En concreto, afirma: "Una larga rumia reflexiva precedió, prolongada mientras tuve conciencia de me faltaba madurez y acaso aplomo para abordar el tema con las suficientes garantías, digamos artísticas. Esta cuestión es de capital importancia para mí, puesto que yo no puedo ni quiero escribir contra el arte que profeso, el de la ficción literaria, por muy urgentes que séanlos asuntos sobre los que en un momento determinado desee expresarme".

Manifiesta las opciones concreta que le han conducido a escribir su libro (sus libros, podríamos decir incluyendo a "Patria"): "escribí de propósito contra los hombres que infieren sufrimiento a otros hombres y contra quienes aplauden sus acciones criminales o las justifican, las trivializan o les restan importancia. ... También escribí, con un deseo positivo de comunicación, a favor del arte de la palabra y, en líneas generales, a favor de todo lo bueno y noble que pueda albergar el corazón humano". Dice que su intención siempre ha sido "no incurrir en la retórica del patetismo, ni en la tentación de teorizar, de interrumpir el hilo de los relatos con el fin de tomar de forma explícita postura política". Hace un largo alegato en contra de la "equidistancia", que afirma imposible, "ni ideológica, ni emocional, ni de ningún otro tipo, cuando hay un cuerpo abatido a balazos en la calle, o un ciudadano recibe amenazas, o es extorsionado, o sufre por mano ajena algún daño en su integridad física o en sus bienes". Desde la dedicatoria del libro, dice detestar "la impureza" y, al final afirma que "no necesito más sino amar con entusiasmo la variedad humana".

"Los peces de la amargura" fue también un libro muy valorado: XI Premio Mario Vargas Llosa NH, IV Premio Dulce Chacón y, en 2008, Premio de la Real Academia Española (del discurso de recepción de este premio están sacados los comentarios anteriores, conversado también con el "viejo" que dinamiza este libro). Es un libro más cercano a lo inmediato del terrorismo, con los diez relatos que lo hacen vivo y presente. "Patria", una obra de más volumen y alcance, abarca más toda la realidad del terrorismo, cuando se produce y en las consecuencia que tiene posteriormente en la sociedad vasca.

Los contenidos de "Las letras entornadas" y de "Los peces de la amargura" ofrecen importantes y menos conocidos retazos de la autobiografía del autor de "Patria", que me ha parecido interesante dar a conocer en este comentario.


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