martes, 26 de septiembre de 2017

Ha muerto Tuto Méndez, un gestor bueno

 

Restituto Méndez siempre fue conocido como Tuto Méndez.  La muerte de este jesuita merece un comentario porque, como gestor de actividades educativas, no sólo fue conocido en Andalucía, donde más trabajó, sino en otros puntos de España con los que estableció múltiples contactos.

Por lo pronto, hizo sus estudios de Filosofía en Cataluña, en San Cugat del Vallés, durante tres años que ya le pusieron en contacto con un mundo muy distinto al de su Estepona natal (nació en 1928) y al del Puerto de Santa María, donde vivió sus primeros años como jesuita.
 
Buen gestor
Tras el largo periodo de la formación jesuítica, ya en su vida de trabajo, lo que no tiene duda es que fue un admirable gestor. Ocupó casi todos los puestos directivos de la extensa actividad educativa desarrollada por los jesuitas en Andalucía, destacando por su eficacia en todos ellos.

Todavía joven, tuvo la acometida de reiniciar la enseñanza en el antiguo Colegio de San Luis de El Puerto de Santa María, donde durante toda la postguerra estuvo instalado el Noviciado de los jesuitas. Después, más de una decena de años plenos los dedicó a la jefatura de los estudios y la docencia en el colegio sevillano de Portaceli, unos años que no olvidan las numerosas promociones que pasaron por sus manos y que ocuparon después puestos importantes en la transición y primera democracia española.

Su gestión más importante estuvo en los prolongados años que dedicó a la máxima dirección de la SAFA, la red de 27 centros educativos especializados en la Formación Profesional que regenta la Compañía de Jesús por toda Andalucía, ocupando el puesto de Rector de esta Institución durante dos mandatos. Fueron años muy duros, en los que tuvo que transformar la ideología y la economía de esta Institución nacida en la primera posguerra a la normalidad de los años posteriores a Franco. Todavía dedicó años a la dirección de San José, otro centro también especializado en la Formación Profesional en Málaga, y al Colegio Universitario Loyola, adjunto a la Universidad de Granada.
Pero los años en los que tuvo más proyección exterior fueron lo que ocupó el puesto de Presidente en Andalucía de Educación y Gestión, la principal Patronal de los centros educativos concertados. Fueron años de muchas gestiones y mucho arte en los contactos con la Junta de Andalucía y de mucha relación también con todos los medios nacionales de la enseñanza.

El paso exitoso por todos estos puestos directivos deja clara la eficacia de su función como gestor de actividades e instituciones, su alta calidad como ejecutivo.


Persona imprevisible
Restituto Méndez estaba licenciado en Química, y esta licenciatura le proporcionaba el rigor intelectual de un científico, pero no llegaba a anular la natural improvisación que frecuentemente dimanaba de su rica personalidad. Porque lo que tampoco resulta dudoso en su vida es que era una persona imprevisible.

A un directo colaborador suyo en la gestión de la SAFA le oí el comentario de que viajar con Tuto –para la visita de los Colegio de la Institución, en la extensa Andalucía- suponía no saber a qué hora se iba a comer ni cuándo se iba a regresar. Improvisaba sobre la marcha visitas y actuaciones, no sabiendo los que le acompañaban por dónde podía tirar. Un comportamiento típico suyo es el que tuvo con el P. José Mª Velaz el fundador de Fe y Alegría, la gran institución de enseñanza de toda Latinoamérica, que vino desde Venezuela para conocer la SAFA: la visita que Tuto le organizó improvisadamente duró días, en lugar de las pocas horas que inicialmente estaban previstas.

Justo es reconocer que sus menos esperados comportamientos, en ocasiones, sorprendían mucho a los que los experimentaban, sobre todo a los que le conocían menos o le trataban sólo desde la distancia. Pero había un interior más profundo.


Hombre bueno
Por encima o por debajo del desconcierto que para algunos podía suponer ocasionalmente su conducta, el trato de Tuto con los demás era siempre afectuoso. Era de las escasas personas que trataba por igual al rico y a las altas autoridades con las que frecuentemente trataba que al pobre y a los últimos empleados de los colegios. Era cariñoso con todos.

Por esto sus imprevistas salidas ocasionales no ofendían, porque subyacía el cariño y el trato afectuoso a los rasgos en ocasiones extemporáneos de su comportamiento. En todos los cargos y por todos los sitios por lo que él pasó dejó buenos amigos, señal inequívoca de que la bondad era lo más hondo de su carácter.

Con la muerte de Restituto Méndez ha desaparecido un eficaz y original gestor, pero sobre todo un hombre bueno. Descanse en paz.

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